Hace varios años fui a NY y me quedé en casa de mi gran amiga Luz. En la noche, a la hora de preparar la cama para que yo durmiera sacó unas sábanas. Las empecé a extender y luego cambió de opinión.
- Toma estas mejor.
Me puse a doblarlas con todo cuidado, las puntas juntas, cuando me dice:
- ¿Por qué las doblas tan perfectas? Igual que Ingrid.
Estoy a punto de contestar “porque mi mamá me enseñó” cuando agrega:
- Dice que porque su mamá la enseñó así.
Siempre lo hemos dicho, nuestras mamás se parecen mucho.
Güera, puedes estar segura que seguirás con nosotras, cada vez que doblemos una toalla o una sábana.